En muchas ocasiones hemos escuchado los términos escuela inclusiva y escuela integradora y a simple vista entendemos que ambos términos significan lo mismo, pero
¿Es realmente así?
Inclusión e integración representan filosofías totalmente diferentes, aún cuando tienen objetivos aparentemente iguales o significados parecidos.
La inclusión, desde la perspectiva educativa, surge durante la década de 1990 desde la UNESCO, con el objetivo de la promoción de la necesidad de concebir la educación para todos y de que sea capaz de atender la diversidad presente en los sistemas educativos formales.
Una visión que está directamente relacionada con el concepto de equidad, y la necesidad de garantizar el acceso a oportunidades educativas para la superación de los diferentes obstáculos sociales presentes.
Pese a ello, no será hasta el 2000 cuando se hable por primera vez de educación inclusiva en los compromisos educativos asumidos en Dakar, ese año.
Lo que se pretende con la inclusión educativa es eliminar las barreras que le impiden ser parte activa del sistema educativo y social.
Realmente, la educación inclusiva es un derecho de todos, ya que no debemos mirar la diferencia como una limitación que nos incapacite para pertenecer a un grupo o adquirir los objetivos de la educación, sino la diferencia debe ser vista como un factor de enriquecimiento personal y social, que genere en nuestras escuelas conciencia social sobre la situación de cada una de las personas que componen la comunidad educativa.
En definitiva, la diferencia es que la integración no busca la equidad del grupo-clase, sino tratar las individualidades de cada alumno sin que formen totalmente parte de este grupo.
Por esta razón debemos de luchar por la inclusión de nuestros alumnos, es decir, entender nuestro grupo como un conjunto lleno de diferencias que nos ayudarán a enriquecernos como personas.
La inclusión educativa se centra en el aula no en el alumno.
No olvidemos que la inclusión es un proceso:
que busca la presencia, la participación y el éxito de los estudiantes.
Precisa la identificación y la eliminación de barreras.
Pone énfasis en aquellos grupos de alumnos que podrían estar en riesgo de marginación exclusión o fracaso escolar.
“Todos los niños y jóvenes del mundo, con sus fortalezas y debilidades individuales, con sus esperanzas y expectativas tienen derecho a la educación. No son los sistemas educativos los que tienen derecho a cierto tipo de niños. Es por ello, que el sistema educativo de un país es el que debe ajustarse para satisfacer las necesidades de todos los niños y jóvenes.” B. Lindqvist, UN-Rapporteur, 1994
Si quieres una cita con la especialista en educación especial Elizabeth Rendón puedes escribirnos haciendo click en este enlace:
984-804-5907
Comments