Hola bienvenidos a este nuevo artículo de transpersonal playa, en él exploraremos la visión del yo relacional a diferencia del yo sustancial, una perspectiva planteada desde el psicólogo socio-construccionista Kenneth Gergen.
Actualmente debemos trabajar más horas para cubrir las necesidades, debemos cumplir con nuestros jefes en los trabajos, en las tareas del hogar, ser buenos ciudadanos, responder los mensajes pendientes que tengamos, llevar los impuestos, alimentarnos sanamente, cuidar de nuestra salud mental o equilibrio psicológico, así como de preocuparnos por nuestro futuro financiero y no quedarnos en nuestra zona de confort, todo esto mientras suceden guerras que afectan la economía planetaria y ¿cuál es el resultado de todo esto? Usualmente un agotamiento extremo que provoca que nos sintamos incapaces a las tareas más rutinarias y mundanas de nuestra vida.
Y es que ¿quién no se ha sentido de esta manera? Agotado, saturado, atontado y con la sensación de que nunca hace lo suficiente, Gergen nos plantea, que, en la época postmoderna, una característica es la saturación del YO. El individuo al encontrarse atrapado por tantas demandas y expectativas que caen sobre su actuar, va perdiendo su esencia individual, por lo que se despoja de su identidad fija, y es que son tantas las voces que nos rodean que terminamos perdiéndonos a nosotros mismos. Cada voz retrata a un individuo distinto, y el conjunto de estas voces hace tambalear la idea del “yo aislado” y a su vez hace que se diluya la realidad de la persona, por lo que empiezo a ser de acuerdo al contexto en el que me encuentro, así puedo adquirir distintas identidades según el momento y el lugar en el que estoy. Por lo que la persona ya no es el reflejo de algo existente independientemente, sino que se define de acuerdo a la perspectiva en la que se le este mirando y clasificando. Este yo autentico se ira erosionando y perdiendo fuerza debido a distintos motivos, por un lado, las nuevas tecnologías, nos proporcionan una multiplicidad de lenguajes, llegando a la “saturación social”, por el otro lado, los roles sobre los que se ejecuta ese yo pueden colapsarlo, ya que, para alcanzar sus objetivos, deberá cumplir con exigencias y expectativas de diferente índole, ya sea en relaciones sociales, de pareja, asuntos laborales, cuidado del cuerpo, etc. Lo que en cierto punto lo puede llevar a la comercialización de su personalidad y a la conclusión de que los actos de ese yo son superficiales y no tan únicos. Bajo este preámbulo el concepto posmoderno del yo, es pluralista e impredecible, ya que no tiene ninguna característica identificable inequívoca, ni lenguaje, ni vocabulario para comprenderlo; está signado por una pluralidad de voces que rivalizan por el derecho a la existencia, que compiten entre sí para ser aceptadas como expresión legítima; desde una mirada general, todo lo que parece correcto, justo y lógico hoy, la pluralidad lo cuestionará más fuerte y hará que se diluya o cuestione más fuerte. A causa de tal confusión por el desfiguramiento de conceptos, los individuos tienden a pluralizarse y tomar una variedad de roles que debilitan su concepto propio del yo, su “yo auténtico”, y un yo saturado deja de ser un yo.
Para hacer este análisis Gergen nos habla de que, en el siglo XX, existieron dos grandes concepciones del yo: uno heredado del siglo XIX al que denomina romántico, y al que se le atribuyen características de personalidad a partir de la pasión, el alma, la creatividad y el temple moral; por otro lado, está la visión modernista del yo que se contrapone a la intensidad del anterior, tomando la capacidad de la razón para desarrollar conceptos, opiniones e intenciones conscientes. Cada una de estas visiones tienen sus propias maneras de interactuar, socializar y ver el mundo; componiéndose de lenguajes, vocabularios y formas de proceder que podemos entender y otorgarles valor para establecerlos como tal, pero que se desmoronan por el desuso.
Ya la concepción moderna del yo implica una identidad estable, aislada, coherente y esencialmente fija, lo que lleva a una simplificación excesiva de la complejidad en la experiencia humana, ya que existe una reducción a categorías simplistas y reduccionistas, lo que conlleva a una comprensión sesgada y que promueve solo ciertos valores culturales.
En este sentido habría que observar que la psicología “clásica”, así como las psicoterapias que se fueron desarrollando en el siglo pasado, al menos las más predominantes, comparten estas concepciones, en donde se enfatiza la importancia de la individualidad autónoma, la auténtica y la expresión personal, todo ello como heredero del romanticismo y modernismo. Sin embargo, se enfrentan a los problemas de coherencia y pluralidad de diferencias culturales.
En contraposición o distinción del yo “sustancial”, el yo relacional de Gergen posee algunos de los siguientes aspectos:
-La identidad personal está inextricablemente ligada a las relaciones sociales y las interacciones con otros individuos y grupos. Esto implica que el yo no puede entenderse de manera aislada, sino que surge y se desarrolla en el contexto de las conexiones sociales
-El yo no es una entidad preexistente o esencial, sino que se construye y se forma a través de las relaciones con otros. Las personas se definen en relación con los roles que desempeñan en sus relaciones sociales y las expectativas sociales que se les impone.
-El concepto de "yo relacional" sugiere que las identidades personales son flexibles y pueden cambiar según el contexto social. Las personas pueden adoptar diferentes roles y máscaras en diferentes situaciones sociales, lo que lleva a una multiplicidad de identidades.
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