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Kilos de emociones desagradables y ansiedad

Un acercamiento integrativo a la obesidad como consecuencia de traumas

La obesidad ha dejado de ser vista exclusivamente como un problema relacionado con los hábitos alimenticios y el sedentarismo. Los avances recientes nos han mostrado que factores psicológicos y emocionales desempeñan un papel crucial en su desarrollo. De manera particular, los traumas infantiles y las experiencias adversas de los padres son capaces de influir significativamente en el eje hipotalámico-hipofisario-adrenal (HHA), un sistema clave para la regulación del cortisol, la conocida "hormona del estrés".

La conexión entre el estrés y el metabolismo


El cortisol no solo ayuda a manejar el estrés, sino que también regula el metabolismo, la glucosa en sangre y el ciclo sueño-vigilia. Cuando el cuerpo experimenta estrés crónico derivado de traumas pasados, puede producir una sobrecarga de cortisol, desbalanceando el sistema. Esto contribuye directamente a la acumulación de grasa abdominal, resisten_

cia a la insulina y dificultades para mantener

un peso saludable.


Estrés tóxico en la infancia: Impacto en la alimentación


Las vivencias traumáticas en edades tempranas pueden moldear la relación con la comida, generando patrones de alimentación emocional o compulsiva como mecanismo de afrontamiento. Por ejemplo, el temor a la escasez de alimentos puede desencadenar atracones relacionados con la ansiedad, exacerbando el problema. Es fundamental reconocer que el sobrepeso puede ser una consecuencia directa del trauma, y no simplemente resultado de la negligencia o falta de voluntad de la persona que lo padece.


Enfoque integrativo para mitigar los efectos


Afrontar las raíces emocionales y psicológicas de la obesidad requiere un enfoque integral. La resiliencia y diversas intervenciones pueden ser herramientas clave para reducir los efectos negativos en el HHA y en los patrones alimenticios:


  • Resiliencia emocional: Practicar técnicas como meditación, mindfulness y terapia puede ayudar a regular la respuesta al estrés y disminuir los impulsos provocados por el cortisol.


  • Terapias somáticas: Estas ayudan a liberar tensiones físicas y conectar mente y cuerpo.


  • Nutrición consciente: Fomentar una relación saludable con los alimentos puede romper ciclos compulsivos.


  • Ejercicio físico: Actividades como el yoga y el tai chi contribuyen al equilibrio del sistema nervioso y reducen el estrés.

  • Apoyo social: Crear redes de apoyo emocionales ofrece un entorno seguro para abordar traumas y patrones de comportamiento.


Conclusión


Abordar la obesidad desde una perspectiva integrativa nos permite comprender que no se trata solo de números en la balanza, sino de kilos de emociones acumuladas y experiencias no procesadas. Es vital que quienes lo necesiten busquen apoyo profesional para sanar y mejorar su bienestar físico y emocional.

Recuerda,  no estás sola en este camino. La resiliencia y el acompañamiento adecuado pueden marcar la diferencia.



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Recuerda que trabaja con consultas en línea a cualquier país de habla hispana.

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