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¡Cuidado! Niños siendo niños... (y adultos que roban infancias)


En la actualidad, muchas madres y padres siguen con la idea de “acelerar” las competencias de sus hijos, de estimularnos cognitivamente, de ponerles a Mozart mientras aún duermen en el vientre materno. Esta necesidad por criar niños aptos para el mundo NO esté educando a niños aptos para sí mismos. Está creando niños que con solo 5 o 6 años ya sufren el estrés de un adulto.

¿Habrá valido la pena todo ese costo emocional? ¿El perder su infancia? ¿El seguir las pautas que sus padres tenían programadas para ellos desde que tenían 5 años?

- Valeria Sabater

Cabe decir que a día de hoy no existen estudios concluyentes que respalden la idea de que “acelerar” ciertas competencias, como es el caso de la lectura, en niños de 4 años sea tan positivo ni que repercuta a largo plazo en su desempeño académico. Lo que se consigue en muchos casos es que los pequeños empiezan a conocer dimensiones como la frustración, el estrés y ante todo, tener que ajustarse a las expectativas paternales.

Los niños están hechos de sueños y hay que tratarlos con cuidado. Si nos empeñamos en llenar su tiempo de objetivos que cumplir y competencias que asumir, cada día estaremos rompiendo un pedacito de sus alas. Esas con las que tal vez, alcanzaría el día de mañana sus propios sueños. Si les damos obligaciones de adulto cuando aún son solo niños, arrancaremos también las alas de sus cometas, para aferrarlos al suelo, haciéndoles perder su infancia.

Slow parenting

El “Slow Parenting” o la crianza a fuego lento es el fiel reflejo de esa corriente social y filosófica que nos invita a ir más despacio, a ser más conscientes de lo que nos envuelve. Por ello, en lo que se refiera a la crianza, se promueve un modelo más simplificado y paciente, con el que respetar los ritmos del niño en cada etapa evolutiva.

Los ejes básicos que definen el slow parenting serían los siguientes:

  • La necesidad básica de un niño es jugar y descubrir el mundo.

  • No somos los “amigos” de nuestros hijos, somos sus madres y sus padres. Nuestro deber es amarlos, guiarlos, ser su ejemplo y facilitar su madurez sin presiones.

  • Recuerda siempre que “menos es más”. Que la creatividad es el arma de los niños, que un lápiz, un papel y un campo tienen más poder que un teléfono o un ordenador.

  • Comparte tiempo con tus hijos en espacios tranquilos.

La crianza respetuosa

Estamos seguros de que ya has oído hablar de la crianza respetuosa. A pesar de que lo más conocido de este enfoque sea el uso del refuerzo positivo por encima de la sanción o las clásicas regañinas, este estilo educativo encierra otras muchas dimensiones que merece la pena tener en cuenta.

  • Hay que educar sin gritar.

  • El uso de las recompensas no siempre es adecuado: corremos el riesgo de que nuestros hijos se acostumbren a esperar siempre gratificaciones sin comprender el beneficio intrínseco del esfuerzo, del logro personal.

  • Decir que “no” y ponerles límites no les va a generar ningún trauma, es necesario.

  • La crianza respetuosa hace uso intenso de la comunicación, de la escucha y la paciencia. Un niño que se siente atendido y valorado es alguien que se siente libre para conservar esos sueños de infancia y darles forma en la madurez.

Respetemos su infancia, respetemos esa etapa que ofrece raíces a sus esperanzas y alas a sus expectativas.

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