Al ser padres nuestra función primordial es proteger a nuestros hijos y ayudarlos en su crecimiento, el estar presente brindándole las posibilidades donde puedan experimen
tar libremente, y no caer en la confusión de la sobreprotección, ser padres no es estar como guardaespaldas, debemos observar a nuestros niños, pero no intervenir en un primer momento.
“Cualquier ayuda innecesaria, es un obstáculo para el desarrollo”
María Montessori
Puede haber mucha situaciones cotidianas como por ejemplo, si tu hijo se cae y vas corriendo a levantarlo, no lo estas ayudando, ya que él debe aprender a levantarse por el mismo, como también resolver situaciones problemáticas para él, (siempre dependiendo de su etapa de desarrollo) por ejemplo en un momento de juego, al encastrar o poner y sacar un juguete de un recipiente a otro, si nosotros le resolvemos la situación, estamos llevando a que el niño tenga baja tolerancia a la frustración, porque en el primero momento tal vez no lo pueda resolver y se expresara con llantos o quejidos, es ahí donde debemos alentarlo para que lo siga intentando, por ello desde pequeños podemos hacerle entender que no va a lograr u obtener todo lo que quiere en el primer momento que lo desee, y que no todo es de color de rosas, esto permitirá que el niño más adelante reconozca diferentes emociones (tristeza, felicidad, miedo, enojo, etc.) y así llegar a obtener las herramientas para poder controlar las mismas.
Es así, que no debemos quitarle las herramientas fundamental de la vida; la adquisición de la autonomía, para llegar a ser un ser independiente en su vida adulta. El Vínculo con sus padres le proporciona al bebé una seguridad y estabilidad, que le permitirá adquirir y desarrollar diferentes habilidades cognitivas, motrices, psicológicas y sociales. Siempre en un contexto de amor, donde el niño se sienta seguro y protegido.