“Era un día de lunes y yo había dormido muy poco, cuando me desvelo, algunas veces, amanezco con poco ánimo y claro está, con baja energía. Iba caminando al trabajo y me encontré a una chica que tiene un problema en su marcha que al parecer le dejó una cuadriplejia. Ella no era la primera vez que la veía y siempre al encontrarla me dice “buenos días”, me sonríe y sigue caminando a su ritmo lento, con dificultad, pero sonriente. Y fue entonces que me pregunté: ¿Por qué ella en su condición siempre sonríe y va con la mejor actitud por la calle? y yo que, podría decirse, estoy bien físicamente, camino sin dificultad y podría incluso llegar mucho más rápido, no estoy tan motivado como ella. Entonces decidí, sonreír, respirar y levantar el ánimo pensando en que yo, así como ella también podría sonreír a pesar de las dificultades”.
Pienso que muchas veces podemos ser motivadores y no lo sabemos, inspirar a otros con tan solo ver nuestra actitud ante la vida, regalando o aportando eso todos los días al mundo. Pero ¿dónde se encuentra esa motivación? ¿acaso todos los días tienen que ser así? Salir a la calle y encontrar a alguien que me de esa motivación que yo no tengo el día de hoy.
La palabra motivación deriva del latín motus / motivus que significa “causa del movimiento”. Desde esta perspectiva, la motivación es una fuerza que nos mueve a alcanzar aquello que deseamos lograr u obtener. Es por eso indispensable que, al querer motivación, necesariamente debemos preguntarnos ¿para qué? ¿qué quiero lograr?
Siempre hay una causa que nos empuja a realizar una conducta, muchas veces quizá la falta de motivación sea también la no conciencia de una causa que me este moviendo a lograr aquello que quiero o deseo lograr. Por lo tanto, para lograr descubrir nuestra propia motivación, primero debería encontrar un motivo, ya que sin motivo, no tendré una motivación, y eso nos regresa a ver la causa que me empuja a lograr aquello que deseo.
Además del motivo, un poco de inspiración podría ser importante para sentir ese empuje que necesitamos para lograr u obtener aquello que deseamos. La inspiración no siempre es algo que tengamos que salir a buscar, muchas veces puede pasar, que vamos por la calle y una sonrisa, un paisaje o hasta ver un objeto nos inspire a realizar algo, pero también muchas veces el cómo nos sentimos también puede ayudarnos a sentirnos inspirados y entonces así, encontrar un motivo, querer lograr algo, sentir esa fuerza que nos mueve a crear, lograr, descubrir u obtener algo.
En la mayoría de mis casos con pacientes he descubierto que cuando tienen problemas para obtener alguna cosa (un puesto laboral, mejorar la relación o incluso cuando están en cuadros o síntomas depresivos en los que pareciera que la visión de túnel no les deja ver más allá de su sufrimiento) he notado esa falta de inspiración y, sobre todo, no tener un motivo para alcanzar. Es valido que, si he pasado situaciones dolorosas o he vivido muchas perdidas últimamente, sienta que los motivos se han perdido. Como especialista, trabajo en guiarles para que vean la perdida de esa motivación como una oportunidad, como un campo fértil donde pueden sembrar lo que sea. Por lo tanto, cuando la motivación falta, puedes encontrar el motivo que tu quieras, llenar esa falta o vacío con lo que desees, pues en algo vacío donde podemos meter lo que sea, mientras que, en algo lleno, ya no cabe nada.
Entonces, recuerda, la motivación es algo que sí, muchas veces podemos encontrar fuera de nosotros, pero, si respiras y te permites sentir el momento, entender como te sientes en este instante e incluso observar dentro de ti puedes encontrar esa motivación fácilmente. Sin un motivo o causa, no habrá motivación, créate un objetivo y ve en su búsqueda, nada te detiene si no eres tu mismo, tu misma.
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