La expresión de las propias emociones, así como la comprensión de los estados emocionales de los demás resulta fundamental para descifrar el complejo contexto social en el que se desenvuelve el individuo. La emoción es una reacción brusca, rápida del organismo ante un estímulo que la provoca. Tiene gran afectación fisiológica en el cuerpo. Por otra parte, el sentimiento es el componente cognitivo de la emoción. Así pues, el sentimiento es más duradero y tiene menor afectación fisiológica. El estado de ánimo es un conjunto de sentimientos continuado de la misma familia emocional, por ejemplo, la tristeza puede evocar desesperanza, frustración, desánimo, desilusión, decepción, nostalgia, etc.
Se considera a la emoción como una respuesta producida por la interpretación o análisis cognitivo de un evento significativo para el individuo, que lo prepara para desarrollar y ejecutar acciones adaptativas y funcionales.
No hay una acción humana, sin una emoción que la fundamente y la haga posible, ya que, las emociones modifican el estado del cuerpo de una manera que puede o no manifestarse a simple vista, son automáticas, aunque en ciertos casos modulables, y no necesariamente tenemos plena conciencia de sus consecuencias una vez que se disparan. Cuando estamos en la emoción de la ira, nuestro dominio conjunto de posibilidad de acciones será congruente con dicha emoción.
La regulación emocional (RE) es el proceso a través del cual los individuos modulan sus emociones y modifican su comportamiento para alcanzar metas, adaptarse al contexto o promover el bienestar tanto individual como social.
Se puede dar dicho proceso debido a las siguientes características;
- La emoción tiene en sí misma mecanismos autorregulatorios. No es posible que una persona se mantenga enojada o alegre por mucho tiempo, ya que esto implica una carga cognitiva y conlleva desgaste físico.
- La intensidad de las emociones moviliza o paralizan. Las conductas de acercamiento o evitación respecto de los diferentes elicitadores emocionales modifican la emoción, ya que pueden aumentar, disminuir o cambiar la experiencia.
- Las estrategias de regulación emocional modifican la emoción que se experimenta.
Los procesos que se desencadenan para modificar la emoción pueden ser automáticos o propositivos, cuando se centran en los intentos conscientes del individuo para regular sus emociones, ambas estarán orientados a cambiar tanto la propia emoción como la situación, según las necesidades individuales y las demandas del entorno. Así mismo, una emoción puede regularse antes, durante (estrategias enfocadas en el antecedente o de reapreciación de la situación) o después de que ha sido generada (estrategias enfocadas en la respuesta o despliegue de la respuesta).
Por lo que, debemos contemplar que no nacemos con la capacidad de regular nuestras emociones y esto supone un desbordamiento de las propias emociones. El primer vínculo que hacemos y por el que aprendemos a regular las emociones, es la relación que se establece con la persona más cercana, aquella que cuida habitualmente a la persona, ya que se encarga de dar respuesta a sus reacciones emocionales. En infantes, se observa una creciente capacidad de empatía con otros y sus relaciones con pares son más duraderas, además, son capaces de identificar emociones propias y de los demás, pero tienen dificultades para regular emociones a gran intensidad como el miedo, la ira y la frustración.
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