Me recuerdo por la orilla de un río, mientras me maravillaba caminando descalza, durante la noche escuchaba el sonido del agua muy cerca de mí y percibía ese aroma excepcional que tienen los arboles cuando el viento juega con sus ramas, había noches en las que pensaba en la tristeza que reflejaban los ojos de los indigentes que pedían comida en las calles ¿Cómo puedo ayudarlos? Era la duda que me robaba el sueño, y en otras ocasiones podía regocijarme al ver a mi perrita esperarme en la puerta de la casa moviendo la cola al verme llegar, podíamos pasar horas caminado y jugando, nada más pasaba por mi mente, hasta el momento de llegar nuevamente al trabajo un lugar en el cual las criticas eran constantes por mi “rareza”, sensibilidad, drama y algunas etiquetas más que en su momento se me adjudicaron, habían momentos en los que me sentía perdida, porque creía que mi conducta estaba muy mal, parecía que era la única que tenia esos “problemas conductuales socialmente no aceptados” y empecé a tratar de comportarme como los demás, me aislaba, no hablaba con nadie, no sonreía, llegaba y me enfocaba en el trabajo, me escondía y no participaba para alejarme de las críticas, hasta que en su momento decidí buscar ayuda por que las criticas ahora eran por mi poca participación, por no hablar con nadie y expresar lo que sentía, “ya sabemos como eres” “dramática” “no toleras nada” “eres muy exagerada” “te enojas por todo” “exageradamente sensible “fueron de los comentarios más comunes, llegue al punto de detestar mi personalidad en ocasiones quería caminar por el pasillo con los ojos cerrados, sin escuchar nada y mucho menos emitir una sola palabra, porque me observaban de manera indiferente con gestos desagradables, su lenguaje corporal era muy fácil analizar, parecía que las energías en ese lugar se semejaban a enormes gigantes de piedra que protegían furiosamente algo que creían suyo y no estaban dispuestos a perder, así que las noches de desvelo eran mas frecuentes, la ansiedad y el agotamiento emocional formaban ya parte de mi vida diaria…
En algún momento creí estar enloqueciendo, me pregunte ¿y si tengo un trastorno? Hasta que descubrí que soy una persona PAS.
Esta es una breve reseña de la historia de una persona PAS (Persona Altamente Sensible):
Desde los años 90 cuando la psicóloga Elaine Aron dio a conocer el termino, se han realizado diversidad de investigaciones desde la neurología, genética y psicología, dando como resultado que entre el 15 y 20 por ciento de la población tanto hombres como mujeres presentan este rasgo de personalidad y esto se debe a que el lóbulo frontal derecho que se relaciona a las emociones esta hiperestimulado esto quiere decir que tienen un sistema neuronal más desarrollado de lo común por la tanto este porcentaje de la población percibe con mayor intensidad los estímulos externos ya sean estos positivos o negativos, cabe mencionar que en algunas ocasiones se ha confundido este rasgo de personalidad con el TDA, ASPERGER, AUTISMO, entre otros.
Es de suma importancia hacer énfasis que la alta sensibilidad no es un trastorno, ni una enfermedad, es un rasgo de personalidad, la cual se debe asumir, aceptar e integrar, confirmar que eres una persona PAS te ayudara a entender mejor el ¿ por qué? de cada una de tus reacciones, y a tener claro que no es un justificante y que las personas no cambiaran por esa razón, ni lo entenderán de manera pronta, en una sociedad donde estamos educados para no sentir y donde la alta sensibilidad es un equivalente de debilidad debemos concientizarnos como sistema social sobre el respeto por los demás y el desarrollo de la comunicación asertiva, dejando de un lado los comentarios, hostiles, hirientes y sobre todo las etiquetas que pueden dañar en general el autoestima de cualquier individuo.
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