En muchas ocasiones, los maestros en las escuelas reportan a los niños por no estar quietos, por no mantenerse tranquilos y la mayor parte de estas ocasiones lo asocian a la negligencia de los padres.
Los padres al saber que su hijo esta reportado por mal comportamiento y escuchar a familiares y conocidos con los comentarios como -fulanito era igual y “se compuso a punta de nalgadas, eso es lo que debes ponerle reglas en casa”- terminan por sentirse frustrados y juzgados.
En muchas ocasiones si pueden ser situaciones relacionadas con la disciplina o con la falta de clarificación de reglas, pero también puede ser una serie de dificultades en el aprendizaje.
Estas pueden ser; como el más famoso y sobre diagnosticado TDAH (Trastorno de déficit de atención con hiperactividad), problemas en el desarrollo del control de impulsos, dificultades debidas a una capacidad intelectual menor, o tal vez puede ser un desface en su desarrollo psicomotriz y desintegración sensorial o trastorno de integración sensorial, que es de lo que hablaremos.
El trastorno de desintegración sensorial es una dificultad del procesamiento de la información que llega al cerebro a partir de los sentidos del niño y posteriormente la organización de la misma información una vez que ya se encentra en el sistema nervioso central, y con la particularidad que la causa no es debida a el mal funcionamiento de los sentidos o, alguna particularidad de los órganos receptores.
Para entender un poco, la información llegada al cerebro (en metáfora) es una frecuencia de radio que no esta bien definida y el radio (cerebro) no esta sintonizándola óptimamente. A pesar de que por la descripción pareciese ser algo muy poco común, se ha encontrado que el 15% de los niños llegan a tenerlo en cierto grado. Esto lo hace una dificultad común en los niños y posteriormente en adultos.
Como puede afectar en la vida diaria:
Puede ser que tenga hipersensibilidad sensorial, que las etiquetas le molesten mucho, la ropa le pique, al grado que en ocasiones los abrazos le duelan y rehúya del contacto físico.
En ocasiones por el contrario puede haber hiposensibilidad sensorial donde parece que no le afectan muchos estímulos, incluso parece ser insensible al dolor y esto ocasiona que juegue muy brusco, no mida su fuerza y tenga problemas porque su forma de actuar en la escuela es percibida como de agresión.
En otros casos el va a ser torpe o será poco hábil para las actividades físicas o trabajos manuales llegando incluso a desorientarse con los cambios en su postura corporal.
Todo esto le hará que fácilmente se distraiga y por lo tanto muchas veces sea mal diagnosticado.
Si sospechas que tu niño pudiera tener esta dificultad o algunas de estas características, o tal vez tú te das cuenta que las tienes, puedes acercarte al profesional de salud mental de tu confianza y que te asesore con que especialista puedes dirigirte, o acércate a un especialista en desarrollo infantil o estimulación, incluso puede ser que hasta aprendas a bailar.
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