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Dolor psicológico: Terapia de Aceptación y Compromiso

La Evitación Experiencial parte del supuesto de que el sufrimiento psicológico es parte inseparable de la vida humana en tanto que ésta incluye circunstancias y comunidades que conforman contextos verbales a través de los cuales una persona determinada reaccionará verbalmente a numerosos eventos, incluida su propia conducta. Los autores mencionan que estos contextos representan las condiciones necesarias para evaluar los eventos externos, así como, el propio comportamiento, como reacciones normales, aun cuando causen dolor a las personas. La premisa fundamental por la cual surge dicha teoría refiere que la experiencia de dolor psicológico es inevitable y que la utilización de la evitación experiencial y demás mecanismos de afrontamiento similares para lidiar con el malestar, usualmente incrementan el sufrimiento en las personas, aunque sea comprensible su empleo.


Desde esta perspectiva, la aceptación alude a la adopción voluntaria de una postura intencionadamente abierta, receptiva, flexible y exenta de juicios en relación al momento presente”. Así pues, la aceptación no es un fin en sí mismo, sino que está encaminada a la acción. Por lo que, la actitud de estar dispuesto es lo previo a la aceptación. Dicho con otras palabras, la actitud de estar dispuesto consiste en la elección de estar frente aquello que le resulta desagradable; la aceptación es lo que la persona elige hacer con ese evento. Así pues, debemos tener presente que el estar dispuesto no es lo mismo que querer, porque uno no puede elegir qué contenidos van a aparecer ni cómo.


De igual manera, dicha teoría contempla la experiencia subjetiva del individuo como principal insumo para la puesta en marcha del proceso psicoterapéutico y puntualiza a los valores como elemento fundamental en el proceso clínico, así pues, se busca es ayudar al paciente a reconocer sus valores, a tomar un rumbo vital, que ha podido desaparecer en la lucha contra el sufrimiento. En muchas ocasiones, los pacientes se centran tanto en el proceso, es decir, en reducir la ansiedad, controlar los impulsos, etc., que pierden de vista el objetivo, aquello que quieren hacer con su vida, por lo que, el proceso de clarificación de valores es crucial para dicho proceso.



Consiste en responsabilizar al paciente de las acciones, como actos voluntarios, siempre encaminadas en la misma dirección, aunque esto suponga situarse frente a los eventos privados desagradables. Cuando el paciente es capaz de admitir que una estrategia utilizada anteriormente con frecuencia no es útil, es un gran avance hacia la aceptación.



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