Hola, bienvenidos a un nuevo artículo de transpersonal playa, en este mes de septiembre, se conmemora el día internacional de la prevención del suicidio, por lo que he decidido escribir sobre el tema.
Según la Organización Mundial de la Salud, se calcula que más de 700.000 personas mueren por suicidio cada año en el mundo. Este problema, se considera la cuarta causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años. Es por ello necesario hablar sobre el tema ya que es un factor de riesgo en la población adulta.
El suicidio es un fenómeno complejo, no obedece a una sola causa, en él existen factores individuales, familiares y colectivos. Se define el suicidio como el acto deliberado de quitarse la vida, quien lo ejecuta puede hacerlo por diferentes métodos y medios. Su campo de estudio, incluye el suicidio consumado, intentos de suicidio e ideación suicida (pensamientos con relación a querer morir).
No se puede mirar al suicidio desde una mirada simple, ya que el pensar en infringirse la muerte genera diferentes opiniones, por lo que están involucrados distintos sectores de la sociedad e instituciones, lo que conlleva a ser un problema, que ha sido analizado de diferentes maneras a lo largo del tiempo, en este acto están involucrados valores religiosos, leyes del estado y distintos profesionistas de apoyo. En general en nuestro contexto histórico y organización cultural, los aspectos individuales se ven envueltos en dinámicas sociales más amplias, sin embargo, podrían mencionarse algunos factores típicos, estos pueden rodear a una persona que presenta pensamiento suicida, entre los más comunes encontramos: encontrarse bajo los efectos una adicción a sustancias toxicas, problemas y violencia en la pareja, problemas psicológicos como ansiedad, estrés, depresión, el haber sufrido un accidente que incapacite o afecte su calidad de vida de la persona o el estar padeciendo una enfermedad crónico degenerativa, no obstante, más allá de los factores personales, existen desigualdades políticas, económicas y sociales en los grupos, personas que sufren distintos tipos de violencia cultural y simbólica, como marginación, discriminación por etnia, o religión, y abusos de poder donde se les impide el acceso al ejercicio pleno de sus derechos.
Pareciera que en nuestro interactuar nos encontramos con distintos obstáculos y desafíos, lo que lleva a la persona a estar propensa a distintos tipos de riesgos, como duelos, perdidas de proyectos, desempleo, sensación de fracaso, violencia doméstica, económica, etc. Usualmente el discurso de los pensamientos suicidas o ideación suicida, está lleno de términos negativos y descalificadores, estos tienen que ver con el rendimiento, la producción, expectativas de competencia y utilidad, discursos hegemónicos y propagados, así la persona suele sentirse con gran impotencia y dolor al no saber cómo salir de esa situación.
Un principio en la practica narrativa, es que la persona puede estar saturada de la historia del conflicto, el cuál le causa dolor y puede ser el origen de los pensamientos suicidas, esto puede llegar a dañar la identidad de la persona y nublar su perspectiva a un futuro agradable, de alguna forma, el problema se ha adherido a la persona y la persona se encuentra saturada por este mismo, en este sentido se puede utilizar el mapa de externalización narrativa, en donde es importante separar la identidad del padecimiento o problemática de la persona, así ni la persona es problema ni el problema es la persona.
El terapeuta narrativo empezará a explorar los discursos que existen en las historias del consultante, se entiende que el relato de esta historia es solo una más dentro de las que tiene o ha vivido el consultante, es decir que ninguna persona tiene una sola historia, que ninguna persona tiene una sola forma de narrar lo que ha vivido, y que la historia, incluso la del problema o los pensamientos suicidas, han sido significadas por ciertos eventos, pero que el moverse en las historias a partir del tiempo hace que existan múltiples miradas o múlti-historias hacia su interpretación, además otro principio en las prácticas narrativas, es que las personas son expertas en sus vidas, que cuentan con herramientas, esperanzas, sueños y aptitudes, los que las hace participes en sus relatos. Por lo que el terapeuta, cuida el no imponer significados o términos, es decir el terapeuta no está para contradecir o hacerle ver “la verdad” con un significado diferente al que expresa el consultante, tipificando o estereotipando la conversación en mandatos como: “ debes vivir” o “la vida es buena”, “el dolor tiene que disminuir” el terapeuta tiene la responsabilidad y obligación de evaluar el riesgo en que se encuentra la persona, si ha realizado intentos previos de suicidio, pero la conversación se guiará bajo los saberes que el consultante ha ido desarrollando, y que le han permitido cohabitar o coexistir con aquella hostilidad de los relatos suicidas.
Las categorías en la exploración de los mapas narrativos, sea el de externalización o desenlaces extraordinarios suelen incluir 4 aspectos fundamentales:
Caracterización, descripción y definición del problema
Maneras en las que el problema se presenta y consecuencias a la vida del consultante.
Evaluación y reflexión sobre los efectos del problema: experiencia y posición de los valores del consultante.
Justificación de la evaluación
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