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Permanencia o abandono del proceso terapéutico; La adherencia terapéutica

Uno de los aspectos más importantes a valorar dentro de la práctica en salud mental es la permanencia o abandone del proceso terapéutico. Así pues, la permanencia terapéutica es entendida como “la adherencia al tratamiento”, la cual involucra una implicación activa y voluntaria del paciente en un curso de un comportamiento aceptado de mutuo acuerdo, cuyo fin es producir un resultado terapéutico deseado. La adherencia terapéutica implica una diversidad de conductas, por lo que ha sido considerada como un fenómeno múltiple y complejo.

         Así mismo, la situación de abandono terapéutico es entendida como una interrupción del tratamiento antes de alcanzar los objetivos terapéuticos propuestos. Indican que existen diferentes formas conductuales de conceptualizar el abandono terapéutico, los cuales, involucran la Inasistencia a la primera cita, inasistencia a posteriores citas del proceso, abandono definitivo durante el proceso de evaluación, antes de finalizar el proceso de intervención, así como el incumplimiento de las indicaciones dadas por el terapeuta, baja asistencia a las interconsultas o poca generalización al entorno natural de las habilidades desarrolladas durante la terapia.


       Así pues, se identifica relación con la permanencia respecto al momento en que comenzaron a cumplirse sus expectativas, el logro de los objetivos terapéuticos y el cumplimiento de tareas, de igual manera, proporcionar la información necesaria de modo que favorezca y garantice niveles mínimos de comprensión. Así pues, mientras complejo sea un tratamiento, es decir, si exige cambios en las actividades habituales de la vida cotidiana, varios medicamentos o diversos horarios, más dificultades proporcionará para las respuestas de adherencia del paciente. De igual manera, será fundamental puntualizar la importancia de contemplar la movilidad o desplazamiento de los pacientes desde el lugar de trabajo o vivienda hasta el centro de atención, dado que es posible que cada localidad con sus particularidades en el tránsito influya en el cumplimiento o abandono terapéutico.

      Así mismo, algunas variables fundamentales a considerar son las referentes a los consultantes, como el motivo de consulta, la remisión, la decisión propia de iniciar el proceso terapéutico, decisión de iniciar proceso inmediatamente, disposición de tiempo para proceso, encontrar apoyo en la familia, realizar actividades propuestas por psicólogo, percepción de haber resuelto problemática por la cual consultó. De igual manera, si el consultante se encuentra en una posición precontemplativa, en la que no considera que tenga un problema las posibles técnicas terapéuticas irán encaminadas a que empiece a tomar conciencia de él. Por el contrario, si se halla en fase contemplativa se aprecia un problema, pero se encuentra ambivalente entre intentar cambiar y no hacerlo. En la etapa de preparación y acción será útil proponer ya pautas concretas de actuación para iniciar los cambios, y en la fase de mantenimiento, se hará hincapié en seguir adelante con los nuevos hábitos y reducir el riesgo de recaídas. Por lo que, para lograr una mayor efectividad del proceso terapéutico será necesario buscar la generación de una adecuada adherencia terapéutica.




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