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"Vivir apagando fuegos: la trampa invisible del modo supervivencia"

  • Foto del escritor: Transpersonal Playa
    Transpersonal Playa
  • 15 ago
  • 2 Min. de lectura

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Cuando tu vida se siente como una lista infinita de pendientes

¿Te ha pasado que, cuando por fin terminas un problema, ya tienes otro esperando en fila? Que cada día es un sprint y, aunque llegues a la meta, nunca te da tiempo de descansar. Eso no es casualidad: es el famoso “modo supervivencia”.

El modo supervivencia no es solo estar ocupado, es vivir en un estado mental y físico donde la prioridad absoluta es “resolver lo urgente” y dejar para después lo importante… aunque ese “después” nunca llegue.

Cómo se siente vivir así

  • Comer lo primero que encuentras porque “no hay tiempo”.

  • Dormir poco para terminar algo que “no podía esperar”.

  • Sentir culpa si te das un día libre.

  • Postergar tu salud porque “ahorita no es prioridad”.

Lo peligroso es que se convierte en una costumbre. Un hábito tan arraigado que hasta lo sientes normal… hasta que el cuerpo, la mente o las emociones dicen basta.

Por qué caemos en este patrón

Muchas veces, viene de historias pasadas:

  • Haber crecido en entornos inestables donde siempre había algo urgente que atender.

  • Trabajar o vivir en lugares con presión constante y cero margen para pausas.

  • Creer que tu valor está en tu capacidad de aguantar más que los demás.

El problema es que, aunque las circunstancias cambien, el cuerpo y la mente siguen reaccionando igual: preparados para sobrevivir, pero no para disfrutar.

El costo invisible de no parar

Vivir así desgasta, y el desgaste no avisa. Un día es un dolor de espalda, luego insomnio, y cuando te das cuenta, hay estrés crónico, problemas digestivos, ansiedad o una desconexión total de lo que te gustaba hacer.

El cuerpo humano está diseñado para correr de vez en cuando… no para vivir corriendo.

Cómo sería tu vida si lo trabajaras

Imagina:

  • Poder tomarte un café en paz sin sentir culpa.

  • Dormir 8 horas y despertar con energía real.

  • Tener tiempo para tus proyectos personales y no solo los de otros.

  • Sentir que controlas tu agenda y no que tu agenda te controla a ti.

No se trata de volverte una persona “zen” de un día para otro, sino de recuperar el control que el estrés te robó.

El primer paso para salir del modo supervivencia

Romper este patrón no se logra solo con fuerza de voluntad. Se necesita identificar las raíces, entrenar nuevas formas de reaccionar y aprender a escuchar señales internas que llevas años ignorando.

Aquí es donde un espacio seguro, como una sesión de terapia, puede ayudarte a:

  • Detectar tus detonantes de estrés.

  • Aprender técnicas para bajar la alerta interna.

  • Reorganizar tu vida para que el descanso y el autocuidado sean tan importantes como cualquier pendiente.

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No es magia. Es un trabajo consciente que te devuelve la capacidad de vivir, no solo sobrevivir.

 
 
 

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