El mes de diciembre está rodeado de eventos en donde la comida es protagonista. Cómo debe ser nuestra relación con la comida en estas fechas suele ser un tema constante en la consulta de nutrición. Existen algunas conductas alimentarias que han sido normalizadas, sin embargo pueden llegar a dañar nuestra relación con la comida a largo plazo:
1. Ayunar durante el día para “poder” comer en la cena navideña/posada/fiesta de año nuevo
Este tipo de conducta compensatoria no deja nada bueno. Hay que recordar que hay fiestas durante todo el año, así que diciembre no debe ser diferente. Tu mereces comer tu platillo sin importar si has comido durante el día o no. Un ayuno prolongado previo a la celebración puede desencadenar que comas en exceso por el hambre acumulada a lo largo del día. Recuerda respetar las señales de hambre de tu cuerpo. Además, existen algunas condiciones como la diabetes, gastritis, colitis, reflujo, resistencia a la insulina, entre otros, en donde ayunar puede que no sea lo más conveniente.
2. Estar de vacaciones de los buenos hábitos de alimentación
Tu cuerpo no tiene vacaciones, habitas en él y está trabajando 24/7 para ti, por eso es importante llevar los buenos hábitos de alimentación a donde vayamos sin importar las fechas. Hay que aprovechar y disfrutar de las comidas típicas decembrinas ya que solemos comer platillos que suelen ser solo de temporada, pero prioriza siempre que tu alimentación no deje de ser variada y suficiente. Además, ¿quién dice que no puedas prepararte un lomo en salsa de ciruela en primavera? Por otro lado, si vives con alguna condición en la que tengas dudas sobre cómo incluir los platillos típicos en tu dieta no te olvides de acercarte a tu nutriólogo para que te oriente.
3. Desintoxicarse en enero: Nuestro cuerpo cuenta con un sistema para eliminar toxinas, es una máquina de desintoxicación. Ayunar, alimentarse a base de jugos o batidos es una conducta compensatoria que puede ser peligrosa, y que además da pie a que dejemos el autocuidado en el mes diciembre cuando no debe ser así. Si tienes unas comidas copiosas o fuera de lo habitual vuelve a tus hábitos de alimentación y ejercicio, no hace falta compensar.
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