La evidencia científica ha demostrado que vivir con depresión aumenta el riesgo de desarrollar problemas cardiometabólicos como la obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares. A su vez, el tener estas condiciones aumentan la prevalencia de desarrollar depresión y también ansiedad.
Es importante saber que son diferentes factores los que contribuyen al desarrollo de esta condición. Ya que hay personas metabólicamente sanas que siguen una dieta de alto valor nutricional y que viven con depresión. Sin embargo, es interesante como la evidencia científica y estudios recientes como el SMILES y el HELFIMED, han demostrado el impacto positivo de un cambio en la calidad de la dieta en la reducción de los síntoma
s de la depresión. A pesar de que los mecanismos por los cuales los cambios en la dieta pueden beneficiar la salud mental no se han establecido por completo, se ha encontrado una relación entre la inflamación crónica y el aumento en el riesgo de desarrollar depresión o enlentecer su recuperación. La alimentación puede contribuir al estado de inflamación en el cuerpo. Una dieta rica en alimentos ultraprocesados aumenta los marcadores de inflamación en el organismo, mientras que un patrón dietético mediterráneo los disminuye. La dieta
mediterránea está basada en una dieta rica y variada en frutas y verduras, legumbres, alimentos fuentes de grasas saludables como los pescados azules, semillas y aceite de oliva, así como un consumo moderado de lácteos descremados, y un bajo consumo de carnes rojas y procesadas. Y a pesar de que se requieren más investigaciones para determinar los componentes específicos que mejoran los síntomas de depresión. Hasta ahora la
evidencia científica apunta a que, en conjunto de otras intervenciones establecidas, mejorar la calidad de la dieta a través de un patrón de alimentación antiinflamatorio, así como realizar ejercicio y evitar hábitos toxicológicos pueden beneficiar la salud mental.
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